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Titulares

by Hermandad San Pablo

SANTÍSIMO SACRAMENTO

Por el carácter Sacramental de la Hermandad y su Adoración principal y única a Jesús Sacramentado.

NUESTRO PADRE JESÚS CAUTIVO Y RESCATADO

cautivoLa Sagrada Imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado (1992), es obra del imaginero sevillano y hermano de la Corporación, D. Luis Álvarez Duarte.

Fue bendecida por el Vicario Episcopal de Zona, D. Manuel Santos Sánchez-Barbudo, en Marzo de 1992, recayendo el padrinazgo en la Orden de la Santísima Trinidad, representándola en el acto el Superior en Sevilla F. Jesús Calles Fernández.

Tiene una altura de 1,85 metros aproximadamente. De anatomía completa tallada. El color de los ojos es verde.

Actualmente realiza estación de penitencia representando el misterio del Interrogatorio ante Herodes.

NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DOLOROSO

cautivoyrescatado2Esta advocación fue la primera que tuvo la Hermandad y fue recogida por voluntad de sus hermanos. DOLOROSO. Por el carácter de Hermandad Penitencial.

La Imagen de Nuestra Señora del Rosario Doloroso, es obra de Luis Álvarez Duarte (2007). Tiene una altura aprox. de 167 mm aprox. Sus pjos son de color verde. al igual que su Hijo, Jesús Cautivo y Rescatado.

Fue bendecida el 3 de octubre de 2007, presidiendo y oficiando la ceremonia S.E.R. Cardenal-Arzobispo de Sevilla, f. Carlos Amigo Vallejo. Amadrinó su bendición, la Hermandad de María Stma. de la Esperanza Macarena, la cual, regaló la Cruz de la Esperanza, réplica de la que porta la corona de oro de la Esperanza Macarena. Las personas encargadas (hermanas) del estado de su ajuar son las camareras, las cuales son las responsables del decoro y pulcritud en todo lo relacionado con el perfecto mantenimiento de sus vestimentas y complementos. Las camareras auxilian al vestidor de la Imagen que es la persona encargada de la preparación exterior de la Imagen. Tanto camareras como vestidor están bajo las ordenes del Prioste primero y Mayordomo primero que son los responsables directos del patrimonio de la Hermandad.

SAN JUAN DE MATA

Fundador de la Orden de la Santísima Trinidad. Orden que actualmente regenta la Parroquia de San Ignacio de Loyola.

San Juan de Mata nació en Faucon, Provenza – Francia, hacia el año 1154. El 17 de Diciembre de 1198 fundó la Orden de la Santísima Trinidad,  conjuntamente con San Félix de Valois que nació hacia finales de siglo XII en la cercanía de Ciervofrio (Francia)

San Juan de Mata, murió en Roma en la casa de Santo Tomás in Formis, en el Monte Celio, el 17 de Diciembre de 1213.

Cuando llegó a su madurez humana y cultural, se ordenó de sacerdote. Cuenta que en su primera misa, vio a un religioso vestido de blanco y con una cruz roja y azul en el pecho rescatando a los cristianos del poder musulmán.

Sin dudarlo, se fue en busca de san Félix de Valois para explicarle su visión. Los dos se marcharon a Roma para hacerle la consulta al Papa Inocencio III.

Y, aunque a este Papa no le agradaba mucho fundar nuevas Ordenes religiosas, no obstante les dio permiso para fundar la Orden de los Trinitarios.

El primer superior general fue Juan de Mata. El propio rey Felipe Augusto de Francia les dio dinero para irse a África a libertar a los cristianos cautivos.

El peligro que se divisaba en el horizonte de estos intrépidos religiosos, era que los cristianos pudieran renegar de su fe, dados los tormentos a los que les sometían.

Y poco a poco la idea se fue cuajando en realidades concretas en Marruecos y Túnez.

No cesaba de pedir dinero, incluso en Roma, con tal de ganar almas para el cielo. Uno de estos rescatados fue Miguel de Cervantes.

Esta Orden se dedica en la actualidad a la asistencia espiritual y personal en cárceles, así como a la enseñanza en escuelas, a la gestión de parroquias y a las misiones en el tercer mundo. (Más sobre la Orden en el apartado “La Orden Trinitaria”)

SAN IGNACIO DE LOYOLA

Titular de la Parroquia, donde reside y está ubicada Canónicamente.

Juventud, formación y aventura

Fue el menor de trece hermanos de una familia vasca acomodada e influyente. Los Loyola son patronos de la parroquia de Azpeitia (Guipúzcoa). Su madre muere al poco tiempo. Su padre lo confía, desde los siete años, al Contestable Mayor del Reino de Castilla, Juan Velázquez de Cuéllar. Recibe así una educación cortesana como uno más de los diez hijos de su tutor, empleados como pajes y damas de honor en los palacios reales.

A los 26 años, lucha al lado de su señor enfrentado al Cardenal Cisneros, regente de Carlos I, para conservar el señorío de unas villas castellanas y rescatarlas del dominio de Germana de Fois, a quien el propio Carlos I las había donado injustamente. La derrota y muerte de Velázquez de Cuéllar le deja sin sueldo ni beneficio.

Al servicio del Duque de Nájera, Virrey de Navarra, y en la brava defensa de Pamplona contra los franceses, cae gravemente herido en las piernas por una bala de cañón (1521). Paradójicamente, va a convertirse en un gran andador, cojeando “solo y a pie” por Europa, primero, y oteando minuciosamente desde Roma los nuevos caminos del Mundo a través de sus compañeros, luego. Ahora bien, siempre más fue peregrino íntimo del Espíritu, por el cual deseaba ser utilizado como instrumento, aunque romo e indigno.

Pero en el tiempo que nos ocupa, se describe a sí mismo como muy laxo en la moral, en cosa de juegos y de mujeres, aunque ferviente en la fe. Era vanidoso, desgarrado y soñador. Tenía que despertar.

Conversión. Los Ejercicios Espirituales.

Superado el peligro de muerte, durante la convalecencia se entretiene con libros espirituales: la vida de Cristo y de los santos. En la casa no había sus lecturas preferidas de caballerías y lances amorosos. Aunque seguía soñando con las hazañas que emprendería para distinguirse ante su dama. Pronto cayó en la cuenta de los efectos contrarios producidos por las hazañas soñadas por una dama de especial nobleza  y la emulación de los santos en servicio de Jesús. Se aficionó locamente por lo último.

Teniendo en cuenta su pasado, emprende una exacerbada penitencia. Se viste de saco, confiesa toda su vida pasada en el Monasterio de Montserrat y se detiene once meses en Manresa, con exagerados ayunos, larguísimas oraciones, y luminosas y consoladoras experiencias divinas. Las anota y discierne cuidadosamente, elaborando lo que llamaríamos primer borrador de su excelente libro de pedagogía espiritual: los Ejercicios.

Frustrado su intento de quedarse en Tierra Santa, emprende estudios en Barcelona, Alcalá y París. No cesó de tener problemas, incluso palizas, juicios y encarcelamientos, por su influencia en la gente que dirigía espiritualmente. En Barcelona, le recogió casi muerto un molinero. Un mercenario lo apaleó a cuenta de un caballero cuya amante religiosa había apartado Ignacio de su extraviado camino. En Alcalá fue encadenado en tanto regresasen dos feligresas suyas desaparecidas con motivo de una peregrinación desaconsejada por Ignacio. En Salamanca, le detienen los dominicos. En París, escapó por poco de una humillación pública, acusado de desviar espiritualmente a los estudiantes.

De hecho, juntó un grupo de amigos y, el 15 de agosto de 1534 hacen voto de vivir en pobreza y castidad y hacer vida ascética y apostólica en Tierra Santa u ofrecerse al Papa para que les envíe donde puedan dar más fruto. Son siete. Los más conocidos son San Francisco Javier, misionero en la India y Japón, Laynez y Salmerón, teólogos del Concilio de Trento y el Beato Pedro Fabro, el único que ya era sacerdote en aquel momento. Bobadilla y Rodríguez son los dos restantes.

Fundación de la Compañía de Jesús y gobierno

A este grupo se juntaron otros tres compañeros. En Roma, los diez deciden mantenerse unidos como orden religiosa y el Papa Paulo III la aprueba con el nombre de Compañía de Jesús (1540). Por votación unánime sale elegido Ignacio como Prepósito General. Javier argumentaba su voto: puesto que él nos ha reunido, sabrá conservarnos en unidad.